OTEIZA; Eclipsado por los plagios de Chillida.
- Elisenda Jorrín
- 3 jun 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 14 jun 2021
Son evidentes las similitudes visuales del trabajo escultórico de Jorge Oteiza y Eduardo Chillida, con gran influencia de la tradición cultural vasca, aunque los propios escultores y los conceptos de sus obras son totalmente distintas. Ambos, fundadores del Grupo Gaur, junto a Basterretxea, Mendiburu, Arias, Ruiz Balerdi, Sistiaga y Zumeta (1966 - Gipuzkoa), revolucionarios de la historia del arte moderno vasco, desafiando los modelos estéticos y los movimientos artísticos del momento.
Oteiza es investigador de la escultura, por lo que no le da importancia al material en si mismo, sino que utiliza el que se ajuste más a las cualidades que necesite para su proyecto; el alabastro para trabajar con la luz, la maleabilidad del alambre, latas o tizas. Aunque por encima de todos, destaca la utilización del acero corten (autopatinable, con una composición química que le da particularidades especiales a su oxidación, muy usado también por Richard Serra).
Chillida está estrechamente ligado al hierro, por la propia maleabilidad del material, con un contundente y poderoso aspecto, aunque con gran movimiento y vigor. Coloca sus esculturas integrándolas en el paisaje, sin ninguna apariencia de rigidez o geometría, convirtiéndolas casi en materiales orgánicos retorcidos que se disuelven y deshacen sobre sus propios soportes. La importancia de la forma y el concepto, está al mismo nivel que la del propio material y la forja tradicional vasca.
Oteiza (Construcción vacía, 1956) Chillida (El peine de los vientos, 1977)
Es evidente, que el mas conocido de los escultores vascos es Chillida, pero las semejanzas entre sus obras, y la polémica que generaron los enfrentamientos entre ambos, nos hace pensar…
¿Chillida plagió a Oteiza?
Oteiza, con gran temperamento, defendía fuertemente y con insistencia la originalidad de su obra, mientras que Chillida, calmado y seguro de sí mismo, prefería dejar a la especulación y que sus seguidores defendieran la originalidad de su trabajo por él.
Oteiza se dedica a la investigación de la escultura, por lo que sus obras solían ser pequeñas, y posteriormente, las que eran encargadas o compradas se ampliaban o se hacían del tamaño adecuado. Aún así, para él lo importante no era vender sus trabajos, sino su labor como investigador y los avances que realizaba con una de sus obras/proyectos.
Cuando le invitaron a la Bienal de Venecia sus esculturas se hacen conocidas por todo el sector, entre las galerías de arte y los compradores particulares, pero a Oteiza no le interesaba abandonar su papel; Cada una de sus esculturas eran proyectos de investigación terminados en si mismos, y por ello, no tenía ningún sentido que se repitieran o se hicieran a mayor escala.
En el año 1959 Oteiza considera que su labor como escultor ha llegado a su máximo exponente, por lo que se retira.
“Yo he hecho escultura para saber de qué trata la escultura; para ser escultor. Y cuando he sido escultor, he dejado la escultura.”
En 1991 Oteiza publicó "El libro de los plagios", en el que intentó demostrar que los artistas contemporáneos vascos (en especial Chillida) habían estado copiando su trabajo. Algunos de los ejemplos - claros y evidentes - con los que defiende su posición fueron:
OTEIZA - 1972 CHILLIDA - 1982
OTEIZA - 1956 CHILLIDA - 1983
OTEIZA - 1957 CHILLIDA - 1985
OTEIZA - 1958 CHILLIDA - 1988
OTEIZA - 1968 CHILLIDA - 1985
Todo esto, Oteiza lo intenta justificar con los premios y conmemoraciones que recibieron, y así lo explica en su libro “Cartas al Príncipe” de 1988:
“En una Trienal de Milán del 51, me dan el Diploma de honor, y muy pronto lo obtiene Chillida. En la Bienal de Sao Paulo del 57 me dan el Premio Internacional de Escultura, y al año siguiente, en el 58 en Venecia se lo dan a Chillida. Ma Medalla de las Artes a Chillida en el 81 y a mi poco después. A Chillida el Premio Príncipe de Asturias en el 87 y al año siguiente, ahora como digo inmediatamente a mí.”
El enfrentamiento entre ambos artistas se arrastró durante más de treinta años, y prácticamente dividió el pensamiento vasco hacia los partidarios los dos artistas locales más relevantes de todo el siglo.
- Richard Serra calificó a Oteiza como el "maestro" de Chillida.
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